jueves, 17 de septiembre de 2015

Autores, editores y editoriales: combinaciones varias

Esta semana me he encontrado con dos artículos muy interesantes que valoran la relación entre autores, editores y editoriales, aunque cada uno con una perspectiva bien distinta. Sobre la relación entre autores y editores ya había escrito aquí mismo en alguna ocasión, pero me ha parecido que en la confluencia de estos dos escritos se explicaban bien las nuevas formas de publicación y su evolución.

El primer texto del que os hablada es este de José Antonio Millán, en el que comenta otro interesantísimo artículo sobre las posibles formas en las que los autores primerizos encuentran editor (en el sentido de publicador) y los distintos profesionales que pueden intermediar en ese proceso, desde agentes literarios hasta críticos o incluso otros autores. Este es un viaje que muchos autores emprenden, y que no tantos consiguen seguir hasta el destino, y que normalmente comienza con un manuscrito que se envía directamente a la editorial o a alguno de esos intermediarios (por cierto, que también en este blog publicamos unas sencillas recomendaciones para presentar una propuesta editorial). Me ha parecido especialmente interesante cómo los datos que se comentan, sobre el número de agentes, la cantidad de originales, el total de publicaciones y otros, reflejan claramente el cuello de botella, desesperante para los autores y difícil de gestionar para las pequeñas editoriales, que se produce en este recorrido tradicional.

Y esto me lleva hasta el siguiente artículo, en esta ocasión de Bernat Ruiz y titulado Hacia la edición con editores y sin editoriales. Como consecuencia de ese difícil tránsito hacia las editoriales que sufren muchos escritores y por otros motivos que Bernat Ruiz expone en su entrada, además de por la mayor facilidad de acceso gracias al libro electrónico y otras tecnologías, cada vez hay más autores que optan por prescindir de una casa editorial. Cualquiera que sea el motivo, la autopublicación es una opción tan válida como cualquier otra e incluso puede ser más ventajosa para el autor, pero otra cosa es la autoedición. De hecho, si hay algo que se le reprocha de forma recurrente a muchos libros autoeditados es la ausencia de una edición profesional. Afortunadamente en este aspecto también creo que estamos evolucionando, y me da la impresión, como a Bernat, de que cada vez más los escritores que se autopublican solicitan la ayuda de profesionales de la edición para conseguir mayor calidad en sus libros.

Sea cual sea la combinación elegida, autores y editores hacemos un buen equipo y, aunque puedan cambiar las formas en las que nos relacionemos, creo que aún nos queda por delante mucho recorrido.

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